lunes, 17 de septiembre de 2007

Todos los fuegos, el fuego IV



"Ah, dice Roland, frotando un fósforo. Jeanne oye distintamente el frote, es como si viera el rostro de Roland mientras aspira el humo, echándose un poco atrás con los ojos entornados.

Un río de escamas brillantes parece saltar de las manos del gigante negro y Marco tiene el tiempo preciso para hurtar el cuerpo a la red."

Todos los fuegos, el fuego III



"Desde muy lejos la hormiga dicta: ochocientos ochenta y ocho. "No vengas" dice Jeanne, y es divertido oír las palabras mezclándose con las cifras, no ochocientos vengas ochenta y ocho..."

Todos los fuegos, el fuego II



"Como siempre, como desde una ya lejana noche nupcial, Irene se repliega al límite más hondo de sí misma mientras por fuera condesciende y sonríe y hasta goza."

Todos los fuegos, el fuego



"Acepta indiferente las caricias, incapaz de sentir que la mano de Jeanne tiembla un poco y empieza a enfriarse. Cuando los dedos resbalan por su piel y se detienen en hincándose en una crispación instantánea, el gato se queja petulante; después se tumba de espaldas y mueve las patas en actitud de expectativa que hace reír siempre a Jeanne, pero ahora no, su mano sigue inmóvil junto al gato y apenas si un dedo busca todavía el calor de su piel, la recorre brevemente antes de detenerse otra vez entre el flanco tibio y el tubo de pastillas que ha rodado hasta ahí."

Julio Cortázar